La firma arandina Gerayca se ha encargado de realizarla, respetándola al máximo

Hace unas semanas se producía el final de la rehabilitación de la Ermita de San Isidro, acometida por Gerayca, y bajo un resultado que ha maravillado a los que habitualmente la transitan. "Ha sido un esfuerzo muy fuerte, pero se ha visto recompensado por la crítica de la gente, porque ha sido muy buena", explica Gerardo Cámara, CEO de la citada firma. "Ha habido responsabilidad por dos partes; una porque nosotros somos de aquí y por llegar a la fecha al haber que celebrar el santo, y otra porque no es fácil dedicarse a recuperar un patrimonio; desde fuera se ven cosas que no son, y una ermita no es como una casa que puedas quitar tabiques, aquí tiene que quedar todo igual o parecido", añade.


Amparo Pérez, interiorista, explica que "hay tres fases; limpieza, reparación, y sustitución si no se puede reparar algo". "Tenemos que poner en valor el elemento. En San Isidro hemos tratado de mantener la estética; la madera es madera laminada, ganando todas las mejores posibles al paso del tiempo", cuenta. "Hubo un momento que salió a la luz que si estábamos tapando la piedra, y la gente puede opinar, pero ahí están los informes. La fachada, cuando se construyó la ermita, se hizo con argamasa; no había piedra. La argamasa son recursos más humildes, hormigón con cal y piedras pequeñas. Hay argumentos e informes que lo corroboran, pero debemos quedarnos en lo que ha quedado hoy. Un esfuerzo muy grande económicamente para la ciudadanía de Aranda para dejar esa ermita en condiciones.", aporta Gerardo.


"Le dedicamos el mayor cariño, porque tenemos que ir poco a poco, viendo lo que va saliendo y teniendo cuidado de lo que sale debajo", explican, contando que "esta ermita en su origen tenía un techo, y sí es verdad, pero lo tuvieron que quitar para ver la ermita que había arriba". "Se vio que la madera estaba podrida y era emergencia. Y cuando fuimos a la cúpula del altar, todo el mundo pensaba que era de piedra, pero aquí era la misma escayola. Hubo que apuntalar, encontrar un andamio de urgencia, y con todos los técnicos y arquitecto del Ayuntamiento, además de toda la documentación. Aquí hay que hablar con muchas personas. Y en estas obras salen cosas inesperadas", ultiman Gerardo y Amparo.